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LA DÉCADA

PRODIGIOSA

La arqueologia catalana,

un instrumento

vertebrador al servicio

de la Mancomunidad

de Cataluña

L’arqueologia catalana dins de Catalunya i fora

Integració i afany d’expansió

Desde su privilegiada atalaya de la presidencia de la Diputación de Barcelona, la creación en 1907 del IEC posibilita a Prat de la Riba la consolidación de una política de estudio del arte y de la arqueología de Cataluña gracias a subvenciones económicas que esquivan el corsé de los límites provinciales mucho antes de la constitución de la Mancomunidad.

 

Ya constituida la Mancomunidad, con Prat de la Riba como presidente desde el 6 de abril, el 15 de septiembre de 1914 las actas de la Sección Histórico-Arqueológica dicen: “[…] como se nos presenta la ocasión de empezar unas excavaciones que […] tienen que proporcionar admirables resultados. Las estaciones explorables se hallan en la conjunción de las fronteras de Cataluña, Valencia y Aragón […]”.

 

El criterio rector que guiará la selección de las zonas donde el IEC intervendrá arqueológicamente será la existencia de cultura catalana representada básicamente por la lengua.

 

Una política de larga gestación

Sin embargo, la investigación patrimonial/arqueológica de Cataluña contaba ya mucho antes de la constitución de la Mancomunidad en 1914 con una larga tradición de interés por los trabajos que en el ámbito español o internacional llevaban a cabo investigadores procedentes de otros puntos del Estado o del extranjero y que, a menudo, la investigación en nuestro territorio incorporaba a su propia nómina de colaboradores activos.

 

Barcelona y el caso de los hermanos Siret

Cataluña mantuvo una larga e intensa relación con los hermanos belgas Henri y Louis Siret, ambos ingenieros civiles y mineros, pero sobre todo con el segundo, extraordinario investigador de la prehistoria y la protohistoria del sudeste de la Península Ibérica a partir de su tarea profesional en las explotaciones mineras situadas entre Cartagena y la zona del Cabo de Gata (Almería), y de modo especial en Las Herrerías (Cuevas de Almanzora). Su principal obra, Les premiers âges du métal dans le Sud-Est de l’Espagne (Amberes, 1887), fue merecedora del Premio Martorell y en 1890 se publicó en castellano en Barcelona. Algunos de los materiales arqueológicos de sus excavaciones se expusieron en la Exposición Universal de 1888 de Barcelona y su participación mereció una de las medallas de oro. Los hermanos Siret hicieron una donación generosa de sus objetos arqueológicos al Ayuntamiento de la ciudad, que los depositó en el Museo Martorell del Parque de la Ciudadela, inaugurado en 1882.

 

La política de adquisiciones de la Junta de Museos de Barcelona

La consolidación de las instituciones que tenían que velar por el patrimonio catalán y tutelar sus directrices y su desarrollo (Junta de Museos, 1902; Instituto de Estudios Catalanes, 1907) hizo crecer la nómina de contactos y de colaboradores permanentes o coyunturales, y significó también un aumento significativo de las misiones de investigación más allá de las estrictas fronteras catalanas.

 

Página de la Memòria manuscrita definitiva entregada por Emili Gandia a la Junta de Museos. Sesión del 23 de octubre de 1909.

Archivo Nacional de Cataluña
Fondo Junta de Museos

patio de la casa de Juan de la Cruz, en Cuevas de Vera (Almería). Imagen del día 21 de mayo de 1909. La pieza situada sobre la ventana –procedente de Pulpí– fue donada por su propietario a la Junta de Museos de Barcelona y hoy forma parte de las colecciones del Museo de Arqueología de Cataluña. Fotografía tomada el día 22 de mayo.

Autor Emili Gandia
Archivo histórico documental MAC
Fondo Gandia