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LA DÉCADA

PRODIGIOSA

La arqueologia catalana,

un instrumento

vertebrador al servicio

de la Mancomunidad

de Cataluña

Muere el siglo XIX. Nace el XX. La arqueología entre el catalanismo cultural y el político

Los primeros años del siglo XX son de transición entre una etapa romántica, de nuevos descubrimientos de la mano de investigadores procedentes de un amplio abanico de formaciones diversas –naturalistas, geólogos / ingenieros de minas, abogados, farmacéuticos, docentes, diplomáticos, eclesiásticos, políticos, historiadores e industriales que convergían en el interés apasionado por los descubrimientos arqueológicos–, y una nueva etapa caracterizada por la institucionalización de la investigación bajo el cobijo de administraciones, asociaciones, entidades y corporaciones académicas diversas.

 

Desde finales del siglo XIX hasta el año 1914, una serie de actuaciones y sucesos en los campos de las distintas administraciones catalanas y del mundo cultural favorecerán que las investigaciones de estos pioneros cuenten con respaldos institucionales progresivamente más consolidados, reconocidos y, a menudo, económicamente dotados.

 

 

Nuevos museos. ¡Entre lo viejo y lo nuevo!

 

En 1879 se había creado el Museo Provincial de Antigüedades en la capilla de Santa Ágata y en 1882 se inauguró el Museo Martorell o Museo de Ciencias Naturales y Arqueología en el Parque de la Ciudadela.

 

En 1902 el Ayuntamiento de Barcelona crea la Junta Municipal de Museos y Bellas Artes y ese mismo año se abre al público el Museo de Arte Decorativo y Arqueológico en el antiguo Arsenal del Parque de la Ciudadela. Más tarde, el Museo es ampliado con dos naves laterales y en 1915 pasará a denominarse Museo de Arte y Arqueología.

 

La Junta de Museos y las excavaciones de Empúries

 

En 1907 tiene lugar el I Congreso Internacional de la Lengua Catalana y en ese mismo año el Ayuntamiento de la ciudad condal y la Diputación de Barcelona refundan la Junta de Museos, que se convierte en Junta de Museos de Barcelona, entidad que jugará un papel fundamental en el campo de la museología, pero también en el de la arqueología. Gracias a este organismo y al empeño personal de su presidente, Josep Puig i Cadafalch, primero se adquieren algunas fincas en Empúries e inmediatamente después, el día 23 de marzo del año 1908, se retoman las excavaciones en el yacimiento de Empúries; todo ello bajo la dirección de Puig i Cadafalch, el control directo de Emili Gandia y la inspección regular de Manuel Cazurro.

 

Trabajadores de las excavaciones de la calle que sale de la puerta meridional de la ciudad romana de Empúries. 1908.

Archivo histórico documental MAC
Fondo Emili Gandia

La creación del Instituto de Estudios Catalanes

 

La creación del Instituto de Estudios Catalanes (IEC) en 1907 será el hito que abrirá las puertas a un nuevo tiempo para la investigación arqueológica catalana dentro y fuera del Principado, tratada y entendida como una disciplina de carácter científico, con todo lo que esto implicará en el futuro. Son nuevos marcos institucionales y el inicio de una etapa dorada que incidirá esencialmente en la tarea de investigación y difusión de la lengua catalana.

 

Efectivamente, Enric Prat de la Riba –uno de los fundadores en 1901 de la Liga Regionalista de Cataluña, primer partido político catalanista–, nombrado presidente de la Diputación de Barcelona en el mes de abril de 1907, creó el Instituto de Estudios Catalanes el día 18 de junio del mismo año.

 

La investigación arqueológica es, sin duda, un elemento esencial e inseparable de las bases fundacionales de la nueva y principal corporación académica catalana.