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LA DÉCADA

PRODIGIOSA

La arqueologia catalana,

un instrumento

vertebrador al servicio

de la Mancomunidad

de Cataluña

La década prodigiosa de la arqueología catalana

El disparo de salida de los años dorados de la arqueología catalana de antes de la guerra civil de 1936-1939 lo dará el inicio de las campañas de exploración y excavación en el Bajo Aragón. Esta será, al menos hasta 1920, una de las dos grandes empresas de la arqueología catalana bajo los auspicios del Instituto de Estudios Catalanes. La otra será la gigantesca empresa del descubrimiento de la prehistoria y la protohistoria del mundo insular de habla catalana: las grandes excavaciones arqueológicas en las Islas Baleares y en las Pitiusas. A estas dos grandes líneas de actuación todavía hay que añadir otra: las excavaciones de la ruinas de Empúries bajo la supervisión de la Junta de Museos de Barcelona desde 1908.

 

Método, método y método

De manera inmediata, Bosch Gimpera se rodea de un equipo magnífico que une a personas experimentadas con colaboradores nuevos y que irá creciendo en número y especialización: Emili Gandia, Josep Colominas, Matias Pallarés, Lorenzo Pérez Temprado, Agustí Duran i Sanpere, Joaquim Folch i Torres, Lluís Pericot, Josep de Calassanç Serra-Ràfols, Albert del Castillo y Josep Gudiol i Ricart, entre otros.

 

De hecho, asistimos a un puente intergeneracional que cabalga entre los siglos XIX y XX. Todo el mundo comparte unos rasgos comunes y unos mismos objetivos: un entusiasmo sin límites al servicio del nuevo proyecto de una disciplina arqueológica científica y con método que proporcione colecciones abundantes a nuestros museos a la vez que permita construir un relato científico sobre la prehistoria y la protohistoria catalanas en un triple marco inmediato, ibérico, europeo y mediterráneo.

 

 

Primero, la prehistoria catalana. La gran asignatura pendiente

Así, el 4 de enero de 1915 Bosch Gimpera se encuentra ya en proceso de elaborar un inventario de las estaciones prehistóricas de Cataluña conocidas, manuscrito que al año siguiente, en 1916, presentará al Premio de la Sección Histórico-Arqueológica. La Sección dejará el trabajo fuera de concurso con la argumentación de que había sido escrito gracias a investigaciones, a menudo inéditas, del propio IEC.

 

Efectivamente, el interés por la prehistoria y los antecedentes de las investigaciones de Marià Vidal estimularán al IEC a excavar numerosas cavidades catalanas con yacimiento arqueológico entre 1915 y 1920: Joan d’Os (Tartareu), Solanes (Caldes de Montbui), Can Pasqual (Castellví de la Marca), Fonda (Salomó), Can Sant Vicenç (Sant Julià de Ramis), entre otros.

 

Así mismo, Bosch Gimpera y Josep Colominas excavan la necrópolis de Can Missert (Terrassa), al tiempo que Matias Pallarés excava la cueva de Sant Julià de Ramis. En 1917 se trabaja en Can Roqueta, Can Bon Vilà y Can Barba, en el Vallès occidental, y en 1923 el IEC llevará a cabo una de sus exploraciones más prestigiadas en la zona pirenaica, la excavación de la Cova de la Fou de Bor (la Cerdanya). Todo ello sin dejar nunca la exploración de zonas dolménicas en el Alt y Baix Empordà, en Osona, en el Maresme o en los Pirineos.

 

Dibujos de los cortes estratigráficos. Diarios de las excavaciones realizadas por el Instituto de Estudios Catalanes en el dolmen de Puig ses Pedres, en Santa Maria del Corcó. 1918.

Archivo histórico documental MAC

Dibujo de un corte estratigráfico extraído de los diarios de excavación de los trabajos llevados a cabo por el Instituto de Estudios Catalanes en la Cova Fonda (Salomó). 917.

Archivo histórico documental MAC

Dolmen de Can Roquet, llamado la Roca d'en Toni (Vilassar de Dalt, Barcelona). 1917.

Archivo fotográfico MAC

La contribución al estudio del arte rupestre levantino

El hallazgo de la Cova del Moros de El Cogul en 1908 había abierto el camino del estudio del arte rupestre levantino en nuestro territorio. Este arte, descubierto en 1903 en la Roca dels Moros de Calapatà (Cretas, Bajo Aragón), amplió de manera espectacular su nómina de yacimientos con el descubrimiento en 1917 de las estaciones con pinturas del barranco de la Valltorta (Tírig/Albocásser, Castellón). Inmediatamente el IEC envió allí una misión en el mes de marzo. En mayo, Josep Colominas, acompañado por el dibujante Joan Vila i Pujol (conocido con el pseudónimo D’Ivori), exploró el valle, al tiempo que excavaba la Cova dels Melons y hacía los calcos de la Cova dels Cavalls y de la Saltadora. Más tarde, en 1921, vecinos de Tivissa informaron de nuevos descubrimientos.

Dibujo acuarela con la representación de figuras humanas de la Cova de la Saltadora (la Valltorta), realizado por Joan Vila en 1917.

Archivo histórico documental MAC

Estancia número 10 con mosaicos de la villa romana de Els Ametllers (Tossa de Mar). 1921.

Archivo fotográfico MAC

Informadores en todo el país

Todo el equipo del Servicio de Excavaciones recibe de manera regular informaciones tanto de una notable red de colaboradores locales como de numerosos ciudadanos que les comunican sus hallazgos, como la localización de materiales prehistóricos por parte de un vecino de Sant Feliu de Codines en la Cova de Solanes en 1916.

 

Otros informadores cuentan con un notable prestigio y son colaboradores activos. Es el caso del doctor Ignasi Melé, descubridor y excavador de la villa romana de Els Ametllers de Tossa, adquirida finalmente por el Instituto en 1923.

 

 

El doctor Ignasi Melé, sentado y con sombrero, en la villa de Els Ametllers de Tossa.

Centre d’Estudis Tossencs
Archivo Municipal de Tossa

El peso de la arqueología clásica

Puig i Cadafalch se convertirá en el gran impulsor de la arqueología clásica. A pesar de sus innumerables obligaciones, continuará con la tutela de las excavaciones de Empúries, donde los trabajos proseguirán durante todos estos años gracias a la dedicación de Emili Gandia. Puig i Cadafalch también se implicará en el estudio de otros yacimientos romanos. En 1916 intentará pactar con el arzobispo de Tarragona el inicio de las excavaciones al pie de la muralla. En 1917 supervisará las excavaciones de la villa romana de La Salut en Sabadell, excavada por el pintor Joan Vila Cinca. En 1918 impulsará el inicio de la construcción de una gran maqueta para reproducir el estado de las excavaciones emporitanas. Finalmente, en 1923 tomará la decisión de iniciar las excavaciones en la Fábrica de Tabacos de Tarragona, donde apareció una importante necrópolis paleocristiana.

 

Exterior de la muralla del conjunto monumental de Olèrdola. Entre 1915 y 1920.

Archivo fotográfico MAC